domingo, 5 de abril de 2015

Un paseo matutino




¿A qué se le podía llamar un paseo matutino?

Puede que a esas pisadas que guiaban a uno por aquel espeso bosque que ayudaba en la relajación de uno mismo, en encontrar algún rincón de paz en el que se aislaban del mundo para concentrarse en sus propios problemas o en sus propios oasis de relajación que uno guardaba en algún rincón olvidado de su mente estresada.

No había una respuesta a ciencia cierta de lo que podía ser algo tan banal como un simple paseo, para las desvariaciones de diferentes personas que mantenían una mentalidad diferente a la de los demás, pero en lo que se refería a Keegan, para él un paseo matutino era el despertar a más tardar las 6 de la madrugada por acto propio; una rutina que parecía más costumbre que obligada:
Cepillarse los dientes, cambiarse a ropa cómoda, desayunar algo ligero y salir a trote ligero por aquel camino que su padre solía recorrer por las noches en vela por culpa del insomnio. Caminar poco más de medio kilómetro para llegar a un claro del bosque despejado donde lo esperaba una enorme pantera de color tan negro como el carbón pero la cual afilaba su mirada al ver que profanaban esa guarida era perpetrada más nunca en busca de atacar.

-Hoy mamá dijo que haría sopa de fideos con bistec asado pero creo que podrás pedirle alguno crudo…Caiden salió con sus amigos entonces- Sus palabras fueron interrumpidas solo por aquel movimiento limpio y elegante de la pantera que descendía a su posición y tomaba aquella forma algo intimidante, pero finalmente humana, ante él. –No creo que llegue temprano. Yo quiero salir a jugar con Billy ¿Lo recuerdas? El hijo varón de la tía Julietta, van a venir a comer-

Hiroel no respondió a ninguna de sus palabras, simplemente se limitaba a escuchar con atención, centrarse en intentar leer los labios de uno de los pocos seres que aún intentaban apelar a su lado humano y simplemente le sonrió ligeramente al entender un poco a que se refería. Comenzando el camino de regreso a casa sin intercambiar alguna palabra entre los dos pero, eso sí, se presentó una invitación del mayor a que ambas manos se estrecharan al dejar colgando su mano a plena vista de un Keegan sorprendido que no dudo en adelantar sus pasos para tomar la mano de su padre y caminar a su lado.
Caiden podía decir lo que quisiera de que su padre se volvía más una bestia salvaje o que no tenía ninguna oportunidad de volver a ser el de antes…Pero él creía en las palabras de su madre, en esas que le daban ánimos a seguir conviviendo con aquel angelical espíritu que si bien dejaba de tener sentido de socializar, al menos el cariño que sentía por los demás no se alejaba ni un centímetro de su alma.

-…Jugar

-¡! Sí.. Quiero ir a jugar con Billy- Al tener de nuevo la atención de su padre a su favor, aprovecho que le era más fácil leer sus labios que escuchar sus palabras -¿Es malo?- Hiroel negó con la cabeza –Es que…los chicos a veces no pueden jugar con él y no creo que sean malos, pero si quisieran jugar con el creo que podrían hacerse de algo de tiempo para pasar con el… ¿Por qué crees que sean así con él?

Este era un secreto bien guardado entre ambos, Keegan era mucho más hablador con su padre.

-…Julietta- Hiroel hizo una larga pausa tras decir ese nombre, sin dejar de caminar o ver su entorno, por un momento se pensó que eso era lo único que saldría de su boca y justo cuando Keegan iba a intervenir fue que termino de hablar –Es buena persona, a veces. A veces y con muy poca gente. Pero es buena.

-…¿Es tu amiga?- La curiosidad en el emergió al notar que se notaba más animado al hablar sobre aquella misteriosa pelinegra que había conocido solo de vista y la cual parecía tener mala racha con la mayoría que hablara sobre ella. Y es que Hiroel solo hablaba “tanto” cuando se trataba de:  sus hermanos, su madre, su padre o en ocasiones Misaki.  Y la curiosidad no amenguó tras ver la sonrisa que sacaba de su padre.

-Se podría decir.

-Bueno…


De una u otra forma, podría preguntarle a su madre sobre el asunto, porque si solo era una amiga no debía haber problema en hablar sobre el tema libremente. ¿No?

Ese tipo de platicas banales o nostalgicas, siempre lograban emerger de aquel duo silencioso que caminaba de manera animada, por el camino que recordaba sus pisadas.

viernes, 20 de marzo de 2015

Una morbosa obra de arte

-Oye Lin- Triztan terminaba de acomodar los libros que habían sacado para poder hacer los deberes que Miguel les había encomendado pero no estaba muy concentrado en su labor, había un asunto que llamaba su atención y le gritaba a que mirara a otro lado de lo que hacía.

-Ese libro no va allí- Le aconsejó con esa tranquilidad que se estaba ganando conforme su confianza crecía al estar en aquel lugar. Nunca creyó que se acostumbraría tan rápido, pero al parecer se estaba subestimando con creces. -¿Qué sucede?

-..Bueno. Tú madre es Whën ¿no?

-Yo la considero más como una tutora. La que más se comporta como madre de todos es la reina Delailah... Pero no me quejó- Se encogió de hombros mientras Triztan buscaba la forma de continuar el tema ya desviado

-Bueno… ¿Cómo está?- Lin dejo su tarea de acomodar los libros en los diferentes estantes que Koorü le había aconsejado. Dejando caer en seco su mano cansada por el trabajo y mirando a su compañero con cierta melancolía que no podía ser escondida a pesar de la seriedad que portaba

-Aún no despierta. Cuando llego me dijeron que estaba en estado grave y que era un milagro que siguiera viva, al parecer absorbió el impacto con sus cristales que utilizo como escudo, pero no pudo reaccionar tan rápido como para esquivar el ataque.

-….- Oh, quizá no había sido una buena elección de tema para conversación. Piensa Triztan, piensa en que podía poner de buen humor a aquella pelirroja que ahora intentaba entretenerse con la tapa de un libro – ¿Quieres ir a dar una vuelta por la plaza?- No, allí había mucha gente y a Lin le estresaba –Es decir al bosque...- No, allí no había nadie y podía verse sospechoso. Oh rayos ¿Por qué era tan malo en pensar rápido?

-En realidad quería ver la nueva fuente que están construyendo en la plaza de la colina.- Pero Lin no podía culparlo de intentar distraerse, le daba algo de gracia la forma en que el rubio intentaba enmendar sus errores pero no creía que fuera algo del otro mundo por lo que debiera estresarse. –Iré por mis cosas. ¿Vas?

-¡Por supuesto!- Salvado, por el ingenio femenino.




-¿Aún no encuentran al culpable?- Delailah frunció el ceño al escuchar las malas noticias que le proporcionaban, pensando que era por incompetencia, pero intentando calmarse al ver que estaba asustando a sus subordinados -¿Qué tienen hasta ahora?- Bien, al menos necesitaba algo, algo que la distrajera de todas esas trabas que se le estaban metiendo a los tres y que no parecían dar tregua o seña a amenguar.

-Sí, tenemos a 34 sospechosos su majestad- El soldado se pensó dos veces el seguir hablando al notar que su reina se crispaba ante la cifra y que ni así, tenían a un culpable -…Muchos de ellos afirman ser los que cometieron la agresión, pero nos hemos topado con algunos principiantes que simplemente se regodean de esas fechorías para resaltar e intentar armar una revolución. La mayoría no son más que un puñado de gente que está en contra del proyecto interracial e intentan alzar la voz a través de estos actos vandálicos, tales como: robo, asalto a mano armada, desordenes en lugares públicos e incluso daño a propiedad de algunos miembros del consejo-

-Por las propiedades no te molestes. Quiero que se centren en aquellos “principiantes” que se muestren más burlones pero que den menos detalles-

-¿Por qué? Si me permite opinar su majestad, no vale la pena perder nuestro tiempo en ellos-

Por un momento a la reina de los espíritus le dio un tic nervioso de solo recordar las palabras de Binzuru:

“Debe haber gente arrogante entre los agresores. Gente que se atreva a venir en primera fila a ver lo que sus acciones provocan pero que se rían en tu cara sin que te des cuenta”

-…¡SOLO HAZ LO QUE TE DIGO! ¡NO PODEMOS DESCARTAR A NADIE!- Si, no admitiría que confiaba en el juicio de ese estúpido demonio en ocasiones de emergencia. Pero no por eso estaba de acuerdo con el en todo, no. Aún creía que Binzuru era una basura que no debía estar en el poder. –Brandon- Fue solo cuestión de tiempo para que uno de aquellos guardias saliera de la formación y se arrodillara justo en frente de su reina a modo de atención –Alista tus armas y ponte la armadura de combate. Partiremos a hacer nuestra propia investigación. Fausto tu encárgate de mi hermana, no dejes que nadie la visite a menos que tenga identificación- El doctor a cargo se limito a asentir de manera callada a la imperiosa voz que ahora portaba la furiosa gobernante de aquel mundo.
Primero debía ir al consejo para informarles de lo que se le acababa de decir a ella y lo que tenía planeado.

-Agh, esos viejos realmente son un fastidio- Gruño en voz baja mientras su sirviente la seguía de cerca

-Eso es malo, su majestad. ¿Qué pasaría si alguno del consejo la escucha?...Bueno, no creo que puedan hacerlo aún a cinco metros de distancia- Comentó de manera distraída sin dejar de caminar a su lado. Manteniendo el arma abajo y enfundada pero nunca dejando en ningún lugar su lanza que servía para defender al reino y a quien portaba la corona.

-Brandon, necesito que vayas al gremio para revisar como se encuentra la seguridad allá. Inspecciona los lugares más inseguros y…- Se notó que le costaba trabajo decir lo demás –Si es necesario, coopera con los hombres de Binzuru en caso de que estén montando guardia.

-Entendido. ¿Puedo disponer de más guardias de la corte en caso de que el personal falte? O es necesario que estemos distribuidos equitativamente…-

-No, adelante. No me importa si son más demonios, ángeles o nosotros. Solo quiero que ese lugar este lo más seguro posible. ¿Entendido?-

-Fuerte y claro-

Ambos fueron por caminos separados para cumplir con sus respectivas tareas. Brandon se encamino de inmediato a aquella ave que les servía como transporte para el gremio, montándola de inmediato y esperando a que despegara con sus plumas escamosas y su cola de pinchos que parecían los de un dragón pequeño. No le llevo más de una hora llegar al lugar donde debía hacer la inspección, comenzando de primera cuenta con la plaza que estaba en el centro de los edificios de mármol. Deteniendose a preguntarle a uno que otro transeúnte si la seguridad era buena o si había notado algo fuera de lo común a lo que todos respondían lo mismo: No, aquí no ha pasado nada gracias al cielo.
Continuo con su exploración que lo iba guiando a lugares menos poblados, anotando mentalmente que hacía falta más vigía desde la altura y algunos que se pusieran en las entradas de la ciudad que apenas estaba siendo salvo guardada por un muro que tardaría más de un año en estar listo.

-Hay muchas aberturas..- Susurró con cierto fastidio pero sin darse por vencido en su labor, caminando a travez de esa pradera que lo llevaría a la segunda plaza que estaba siendo construida en la colina y donde su inspección daría un giro de 180 grados.

El grito ahogado de sorpresa y horror fue lo primero que llamo su atención, observando primero a la chica que había gritado y sin demora alguna, ya corría a intentar levantarla. Sin haberse dado cuenta de que había otro chico de hebras doradas que veía con el mismo horror a la estructura frente a ellos y fue entonces, fue entonces que Brandon perdió la calma y serenidad que hasta el momento había conservado.
Frente a ellos se encontraba una “estatua” que brillaba con la misma intensidad que un azulejo bien pulido, una estatua que no era de pieda si no de pieles y plumas. Una estatua que no tenía otra pintura que no fuera la sangre y una escultura…una escultura que estaba hecha con tres cuerpos.
Del lado derecho se encontraba un ángel con un ala desprendida y la otra solo sosteniéndose por un hilo de carne que ya estaba tan tiesa como el mármol; manteniendo una expresión de desesperación que había sido congelada e inmortalizada en esa horrorosa obra. Del lado izquierdo se encontraba un demonio con cuatro alas negras, cada una se veía rota y las cuencas donde debían ir sus ojos estaban vacias, parecía gritar y mantenía la misma expresión que su acompañante, pero lo que despertó el coraje ya inundado en el, fue ver aquellas hebras verde azules caer como cascada por los brazos de la pareja aterrorizada. Fue ver la expresión de Edrev con los ojos cerrados y llorando, como si le hubieran congelado ese momento de shock en donde no parecía saber que pasaba y su cuerpo..su cuerpo no estaba.

¡¿QUIÉN HABÍA OSADO HACER ESO?!

Esa era una pregunta que ya no podía hacerse esperar, aquella era una declaración de guerra.

Y no para uno o para otro, era para los tres. 

Y Brandon solo podía pensar en la ira que esa escultura iba a causar en los reyes que parecían en el borde del colapso. 

Se avecinaban días oscuros. Se avecinaba una tormenta que no sabía si iría a ser larga o corta.