Los días eran algo monótonos, provocaban en el arcángel un sentimiento de monotonía y aburrimiento.
Deseaba que algo fuera de lo común sucediera, que el gremio tuviera problemas por culpa de los demonios o algo parecido, ¡Quería algo que rompiera la monotonía!
Pero no me refería a esto!
Casi soltó el libro que llevaba en sus manos al tener el recuerdo nítido de ese arrogante ángel que llego a besarlo de forma abrupta y aclararle que era su sirviente por ser hijo de Alexiel.
Dios, te pedi algo que rompiera la rutina...¡Pero no que enviadas a un hijo del futuro a que me denigre!
Irritado y sin controlar su genio, dejo que el último libro se acomodará por si sólo con ayuda de la gravedad que lo tiro directo al suelo. Invitando al arcángel a terminar con su trabajo y salir de aquella oficina que lo asfixiaba con sus estresantes pensamientos por el silencio que le regalaba.
Avanzo con zancadas largas hasta la puerta, jalandola con brusquedad y notando el cuerpo ajeno que choco contra el por culpa de la fuerza que no supo controlar.
-Lo siento- Seco y directo, su sorpresa se notó a través de sus ojos que distinguieron una figura femenina que conocía muy bien. Provocando que su tono de voz pasara a ser más amable que golpeado. -¿Buscas algo?-
-No, vine a dejar mi reporte-
Ella sólo puso distancia suficiente para avanzar hacia el escritorio donde depósito la carpeta que había preparado, mirándola fijamente como si fuera algo interesante que los sumergía en un incómodo silencio.
-Gabriel- Un silencio que ella se atrevió a romper pero no a mirarlo. -He estado pensando en..bueno, nosotros. Aún no te perdono por lo que me hiciste- Se apresuró a declarar ese punto importante que provoco una sonrisa entre nostálgica y triste n el arcángel que sólo escuchaba en silencio y sin culparla. -Pero eres el único con el que solía hablar, es difícil hablar con mi hermana cuando ya tiene una vida hecha y derecha, también es difícil integrarme al gremio donde todos me ven como una extraña o "la hermana de..", y por eso, me di cuenta que yo..-
El silencio los domino de nuevo, uno que dibujo tristeza en ambos rostros que se negaban a verse a la cara por lo dicho y hecho.
..Me pregunto cuanto tiempo te lo guardaste..
Gabriel sólo respiraba hondo, pensando que podía tomar ventaja de esa situación y comportarse como un imbécil con ella para usarla, lo haría sin dudarlo si fuera como antes.
-No entiendo, dices que no puedes hablar pero empezaste a parlotear como perico- Se mantuvo impertérrito ante el asombro que ahora se dibujaba en el rostro de la castaña que ya volteaba a verlo -...- Intercambiaron miradas, manteniéndose en silencio como si pudieran comunicarse telepáticamente o leerse con sólo eso.
-Normalmente trabajo aquí, si quieres algún consejo..o un oyente- Avanzo con cautela hasta llegar a donde estaba sin abarcar su espacio personal -Puedes venir, Whën-
Ella sólo separó un poco sus labios, buscando palabras que jamás salieron de su garganta y limitandose a agachar su cabeza para posar su frente contra su pecho.
Ella le dio todo cuando la uso, como pago o redención le quedaba ofrecerle lo que le había quitado: un amigo.
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