Rol

Acuerdos y otras cosas. 

-Ese es el asunto- Abadon mantenía una postura sería mientras una de las gobernadoras del inframundo parecía pensar en su propuesta. 

El podía ser el rey de todo pero cada pueblo y ciudad tenían su propia autoridad autónoma que debía ir unificando conforme el tiempo estuviese perfecto para llegar a un trato que fuera justo para todos. 

-Entonces si aceptamos aliarnos, no unirnos, sólo aliarnos al gremio ¿Le darías hogar a los que viven en la zona pobre?- 

-A todo aquel que quiera ir conmigo. No espero una respuesta inmediata-

-.....Ok, acepto. Pero a cambio, tienes que darme uno de esos- La atención del albino se dirigió a su última "mascota" que había intentado crear para Tsubasa pero que sólo servía para transformarse en muebles. Un tonto gato que parecía de peluche. 

-Adelante- Matando dos pájaros de un tiro al deshacerse de esa molesta cosa. Se limitó a observar como Hain se levantaba de su asiento e iba a abrazar la acolchonada figura del felino con cierta emoción infantil. 

-Y si ustedes tienen algún problema, también les prestaremos ayuda-

Término aquella sesión cuando las puertas se cerraron en el momento en que salió de la sala. Predisponiendo se a regresar a casa y descansar para variar, pero primero debía ir a ver como le iba a Yuugi y Kyou. Posiblemente quien lo tenía más difícil era la pelirroja que seguía lidiando con la cámara consejal o como se le llamará. Puros ancianos que no querían ser quitados del poder ahora que ella había regresado. 

-Casi siento lástima por ti- sonrió cuando la pudo alcanzar al salir de la sala, era fácil viajar de un mundo a otro entre ellos tres (claro, ellos tres y Alastor eran los únicos capaces de ir de mundo en mundo). -Casi-

-Ay cállate, apenas y he logrado que dos ciudades aceptarán aliarse..Yuugi consiguió 9 pero la mayoría la apoyará a ella no a nosotros-

-yo conseguí seis ciudades y dos pueblos, tu eres la única que se esta quedando atrás-

-Cállate-

-....¿Y? Ha habido alguna noticia de los prófugos?- 

-..Malas, sólo malas noticias.- Dejo que su espalda se recargara en el mármol de una columna que sostenía el techo de la sala de consejos. Aprovechando que estaban a solas y verificando que nadie los espiará, comenzó a hablar en voz baja. 

-Estamos avanzando en la aceptación de todo pero sólo con las ciudades cercanas. Muchos siguen en contra de todo esto y se esta comenzando a formar un grupo que se hacen llamar "los Keiger"

-Pff una forma decente de decir anarquistas- 

Ella sólo asintió, esperando a que dos sujetos pasaran antes de poder volver a hablar. Si bien se encontraban muy cerca, aquello era un mini reporte del que nadie debía saber. -Están atacando en las noches, de manera aleatoria y sin un objetivo, parecen sólo asesinos seriales pero dejan mensajes en varias partes del mundo. Mensajes de que no somos bienvenidos y tienen varias sedes- 

-Para que puedan hacer más de un ataque al mismo tiempo, debieron ponerse de acuerdo. Pero como?-

-Eso es lo que aún no he averiguado. Por eso tuve que pedirle a Whën que dejara las clases de lado. Ella y Koorü están investigando por su cuenta, Gabriel le reporta lo que el descubre y ella me lo reporta a mi. Sería muy útil que pusieras a alguien a investigar ese asunto en el inframundo-

-Me molesta que hables como si fuera una orden- Comenzó a murmurar de mal humor pero entendiendo la gravedad de la situación. Sin notar que había una cámara a lo lejos y que unos comploteros reporteros buscaban la toma perfecta para una premisa en exclusiva y primera plana para vender más. -Pero lo haré. Tendré que buscar a alguien que no sea Jiro, el esta llamando demasiado la atención..-

Un mensajero despistado que corría a toda velocidad, tropezando y apoyandose en la espalda del demonio para continuar su camino, fue la cereza al pastel de lo que buscaban aquellos vanagloriados reporteros que tomaban la foto en el instante preciso en que Binzuru quedaba a milímetros de los labios de la castaña.

Se retiraron antes de poder ser atrapados e ignorando el golpe seco que se escuchaba y la discusión que ahora ambos armaban entre ellos. 

¡Eso iba a ser un ES-CAN-DA-LO!