viernes, 10 de octubre de 2014

Primeras clases

"El arte del combate" 

Era una materia donde uno se imaginaba sosteniendo algún arma en sus manos, esgrimiendola hacia su oponente y lanzandose a la batalla. 

Por eso muchos se sintieron engañados al escuchar la aclaración que el profesor les daba desde el inicio de la clase. 

-No necesitamos armas- Repitió con voz tan calmada como su semblante. Dejando que sus palabras sirvieran también como arrulló hacia aquel dragón rojo que se enrollaba en parte de su tórax y reposaba su escamosas fauces sobre el hombro del demonio que hablaba sin levantarles la voz. -no habrá armas, movimientos innecesarios ni fanfarrones que se pavoneen en mi clase. Formarán 10 equipos de cinco y dos de seis, yo elegiré los primeros dos integrantes que conformen los equipos y los otros tres serán a decisión de ustedes.-

Todos movían la cabeza a modo de afirmar sus indicaciones. Pocos se notaban emocionados por lo que fueran a trabajar en ese momento, otros miraban con curiosidad y admiración al dragón que sólo de vez en cuando exhalaba negruzcas nubes de humo por su nariz y los demás sólo esperaban a tener la siguiente clase, en la cual verían como usar la magia con la hermana de la reina. 

-Otra cosa que deben saber, las materias que tendrán durante este primer mes será la mía y primeros auxilios. Las otras se integrarán conforme avancemos en el programa y estas concuerden con todo- Ignoro la queja grupal ante la queja grupal e incluso un insulto escondido que identifico de alguna boca masculina. -Así mismo, yo vine aquí a impartirles la clase, lo que digan o hagan fuera de mis horas, no me importa. Siéntanse libres de quejarse todo lo que quieran siempre y cuando cumplan en mi clase- Espero a que se formarán en las filas que había indicado desde el inicio al haber aclarado esos puntos. Repartiendo los cintos que llevaban el número de equipo para los dos que iba eligiendo, comentándoles que eran el líder y sub líder de cada uno. 

Lin no pudo evitar mirar de soslayo a Triztan que se encontraba en un equipo diferente al suyo. Disimulando que en realidad veía a todos cuando el rubio casi la atrapaba en el acto. 

-Ahora que están los líderes y sub líderes de cada equipo, ellos van a verlos a ustedes (que se formarán en una sola fila) y se pondrán de acuerdo en quien podrán unir en su equipo. Después los tres nominaran al cuarto y así sucesivamente. Empiecen- 

No les limitó el tiempo de decidir, prefería que lo pensarán con calma ya que no se irían por combinaciones fáciles. Sabía que estaban en plena riña por lo desviada que consideraban la clase, pero iba a repetirlo cuantas veces fueran necesarias: no le importaba. 

-¿Tienes hambre?- Le ofreció un cuadro de carne cruda a Phoenix que parecía reaccionar un poco ante las alborotadas discusiones que ahora regían entre los adolescentes. El dragón sólo le arrebato el trozo de sus dedos, provocándole un ligero corte que se le hacia más interesante ver e inspeccionar, a volver para seguir con la clase. 

Pero trabajo era trabajo. 

-Bien, ahora que ya están todos los equipos- Señalo lugares lejos de ellos para que Phoenix lanzara bola de fuego continúas y compactas, formando diez círculos de hierba seca donde podían llegar a ponerse 7 personas o más. -Hoy tendremos una clase tranquila, un juego y tendrá un premio. Vamos a jugar a "Las traes" o como suelen llamarlo en Occidente "el demonio". Pero será diferente en cuanto a objetivo- Hablaba mientras sus manos se deshacían del estorboso saco que le limitaba un poco los movimientos en sus brazos y sus dedos deslizaban los lentes desde el puente de su nariz hasta el bolsillo del mismo. -Ustedes tendrán que atraparme a mi, el equipo que logre hacerlo ganara una de estas plaquetas- Levantó a simple vista aquel trozo brillante metálico que parecía reflejar la luz solar -Para quien no lo sepa, es una escama de dragón, y de una pieza como esta- Les mostró la plaqueta que no superaba el tamaño de una hoja de papel carta. -Pueden hacerse alguna prenda como guantes, bufandas o zapatos. Y esta tiene la característica de ser inmune al fuego- Jiro juraba que de pronto todos lo miraban como si quisieran lanzarsele encima para quitarle la escama de sus manos, dejándolo con la duda de como lo vería Aito en ese tipo de situación donde Jiro era el maestro. -el objetivo específico no es de atraparme, cada equipo tiene una estampilla con el número de su equipo, intentarán pegarmela (en el pie, la cara, espalda, mano, etc) para ganar. El objetivo es que conozcan sus limitaciones físicas, trabajen en equipo y se conozcan mejor a partir de la cooperación por un mismo objetivo, el castigo para los equipos perdedores será hacer 200 flexiones, lagartijas, correrán alrededor del terreno de la escuela y para terminar saltaran con los pies juntos, todas las escaleras de la torre alfa- 

Se escucho un jadeo de cansancio grupal de sólo imaginar aquellos ejercicios..¡¿QUE NO HABÍA DICHO QUE IBA A SER LIGERO?! 

-La única regla es que no pueden utilizar ningún poder, utilizarán sólo su fuerza física para este reto. La zona de juego es toda zona abierta ya que podríamos causar problemas en lugares con techo. ¿Alguna duda?- le concedió la palabra a uno de los estudiantes que no tardo en levantar su mano 

-¿Si sólo tenemos una estampilla por equipo, no sería mejor tener cinco para cada integrante? Porque pueden llegar a encontrarlo cuando otros estén a la redonda..-

-No, porque sería concederles confiar en sus cualidades individuales. Se les subiría a la cabeza y no harían el trabajo en equipo, el cual es el objetivo.- 

-¿Tenemos límite de tiempo?- 

-Una hora, en el resto del tiempo van a emplearlo para su castigo u hora libre según sea el caso- 

Espero a que alguien más cuestionara algún aspecto pero todos quedaron en silencio. 

-Ahora que esta todo aclarado, comencemos- Phoenix resbalo de su cuello al aire para dejarlos "jugar" con libertad. Más de un equipo no tardo en ir contra el para pegarle la estampilla, pero sólo eran burlados ante movimientos ágiles que esquivaban por milímetros sus manos y los ponía en aprietos cuando más de uno chocaba. 

Salieron de la zona escolar para continuar con la persecución. Avanzando hasta el mercado y corriendo por los techos, cayendo más de un niño en alguna carreta con frutos o hierbas en ella y las cuales amortiguaban su caída. 

Llego a un callejón donde casi le da un pie en su cara por no haber visto al frente; Lin estaba con sus pies descansos y en posición de pelea mientras otro chico cubría por detrás con la misma pose. Bloqueo las patadas que ella le lanzaba, con técnica limpia y giros que sólo impulsaban sus pies a el. 
Tenía más fuerza que un estudiante prodigio, también tenía buenos reflejos y compensaba su falta de puños cuando la esquivaba y podía regresar a retomar sus patadas. 

El joven por otro lado, parecía estar acostumbrado a blandir una espada corta por la forma en que era su guardia, las distancias que ponía entre ellos y los golpes certeros que podían ser dañinos de empuñar un arma. 

Se podía saber mucho de una persona a través de sus movimientos y ellos ya habían sido estudiados lo suficiente para dejar que la pelirosa cayera sobre el otro. Retomando su camino cuando escucho que venían más. 

-¿Lograste ponerle la estampilla?- Triztan se sobó la cabeza por la caída, intentando ver si Lin estaba bien y llevándose una enorme sorpresa -¡¿Tu no la tenías?!- 

-Se la deje a uno de los que están en mi equipo..y a decir verdad había olvidado que teníamos que pegarle la estampilla- 

"...¡¿Entonces porque ponías tanto empeñó?!

-Bueno, al menos lo intentamos, esperemos que alguno de los dos equipos lo consiga-

-Si..- 


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Después del tiempo acordado, todos y cada uno de los estudiantes se encontraban haciendo flexiones. Tomando aquel tiempo para ponerse a pensar en los siguientes días de clases, dandose cuenta que la clase de "primeros auxilios" después de esa, les iba perfecto después de todo. Aunque si, admitiendo que al menos no iba a ser aburrida si todas seguían con el mismo concepto. 

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Extra: llegando a casa. 

Entro a la casa sin prisa alguna (pues estaba un poco abochornado), dejando la llave en el cajón de todos los días. Desabrochandose la camisa para liberarse un poco de ese atormentado calor que el día le había regalado y pensando en que comer al mismo ritmo que sus pasos lo guiaban de forma automática a la sala. 
Le sorprendió ver como Aito mantenía una postura relajada en el sillón, con sus párpados escondiendo esos ojos azules que tanto añoraba y con su boca ligeramente entre abierta por tener la nuca pegada al respaldo del sofá. 

-Ya llegue- Susurro sin tener intenciones de despertarlo. Sólo limitandose a inclinar su cuerpo lo suficiente para robarle un casto contacto entre sus labios pues no podía desaprovechar esa oportunidad. 
Se sentó a su lado, reclinándose para apoyar su cabeza en el regazo ajeno y poniendo su floja mano sobre su cabello, quería sentir esos cálidos dedos sobre su cabeza en ese momento apacible y acogedor. 

Porque en el juego de atrapar al demonio Jiro, sólo podia haber un ganador. 

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