-¡Eduk a im odamak! ¡REUGH!- Sus manos fueron apoyadas sobre la fría tierra que se encontraba ya manchada de sangre. Sangre que era suya y de otro de sus atacantes, ¿6 contra 1? ¿Qué clase de broma era esa?
Sus manos se convirtieron en el centro de un circulo mágico que tenía el doble de diámetro de su cuerpo y por el cual dejaba ver la cabeza metálica, un cuerpo del mismo material que se mostraba todo aquel exoesqueleto. Sujetando una lanza que parecía más una espada y pegando su espalda con la de la castaña, era lo que se podía considerar como un guarda espaldas por la posición que tomaba en ese momento.
-etat mien- Susurro en una orden que significaba (aliméntate), una donde provocaba que la sangre que los rodeaba ignorara las leyes de la gravedad y se introdujera en la armadura que cobro vida de inmediato. -Ya estamos en condiciones más justas, señores- Admitió sin ocultar cierta soberbia que ni loca iba a aguantarse, estaba furiosa y algo asustada por aquel ataque sorpresa que logro esguinzarle un pie y herirle el brazo con una gravedad que se le notaban los tendones a simple vista.
-Reugh, las amein- [Reugh, asecha] Obedeció ante las palabras que pronunciaba la castaña, encorvándose ligeramente para estar en una posición estable de batalla y tener una vista panorámica donde ninguno de los que les rodeaba, escapara de su atención. -Tres y tres...eso me alivia en gran medida..- Ahora bien, debía moverse de manera que no gastara ningún esfuerzo en vano, esos sujetos no eran de tomarse nada a la ligera y solo se pudo deshacer de uno cuando bajo la guardia.
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-¡Pero que lindas jovencitas!- Exclamaba aquella azabache que tenía sus ojos puestos en Edrev y Karen, quienes ya se encontraban en sus respectivas posiciones de combate y sus sentidos bien alerta. Prestandole atención a los dos sujetos con pinta extraña y la mujer que no dejaba de hablar, advirtiendo que podían no ser los únicos que las asechaban. -Me causan tanta~ ah~ Voy a agregarlas a mi colección~-
-¿Su colección?
-Ni idea, no preguntes- Karen se limito a contestar de manera breve a las cuestiones de la peli verde. Congelando sus codos para formar estadas en ellos y en sus rodillas, sirviendo como armas.
Edrev se limito a sacar su espada sin bajar la guardia, tenía un mal presentimiendo acerca de esa mujer que solo reía divertida al tiempo que movía su daga que no superaba el tamaño de una regla escolar de 30 cm.
-Entonces solo tenemos que matarlos a todos ustedes y dejaran de ignorarnos~ Aunque a decir verdad, yo quería ir por el pez gordo~-
-...Van tras Whën- Dedujo la rubia sin bajar sus brazos que actuaban como un escudo provisional.
-¿Porque hablas tanto?
-Porque no importa cuanto le hables o cuentes a alguien, que va a estar muerto- Señalo ambas figuras femeninas, dejando que sus "subditos" se lanzaran contra ellas con movimientos agiles y certeros, armados por las mismas dagas que ella poseía. -¡Esto va a ser muy divertido!-
-¡YO ME ENCARGO DE UNO! ¡NO TE DISTRAIGAS!-
-¡SI!-
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-¡¿Qué pasa?!~ ¡¿No estabas enojado por la muerte de tu amigo?! ¡¿ESTO ES TODO LO QUE TIENES?!-
El metal provocaba un eco en seco al chocar entre ellos, teniendo cortas distancias en las que solo podían intentar aprovechar alguna apertura del contrincante y sin tener suerte al aventurarse a asestar uno nuevo. La sonrisa del contrario se notaba aún sobre aquella mascada que cubría la mitad de su rostro herido, pero lo que más destacaba de aquella disputa era el brillo colérico que acompañaba la sonrisa del inexpresivo pelinegro, uno del que no se percataba ni se cuidaba. Uno del que hacía mucho se había librado.
Los ataques de Orgen no eran al azar, eran certeros y fallaban por milímetros cuando el contrario los esquivaba, estaba tan ensimismado en la pelea que nunca notó los cambios que se estaban formando en su entorno, no se detuvo a preguntarse porque esquivaba más de lo que atacaba y sobre todo, no pudo notar el cambio en su estilo de pelea cuando llegaron a cierto tramo del bosque.
Sus palabras llegaban a oidos sordos y sus acciones pasaban por ojos ciegos, actuando frente a un espiritu que solo pensaba en aniquilar al de hebras marrones que se encontraba frente a el. En clavarle su espada en el muslo y escuchar sus quejas de dolor cuando removía la hoja de su arma.
Orgen estaba cegado.
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-Bien...¡¿CÓMO TERMINAMOS ASÍ?!- Exclamo el albino que esquivaba otra de los enormes brazos de aquel gigante que se escondía en la niebla que cubría la copa de aquellos enormes arboles. Era difícil saber de donde vendría el golpe y casi imposible creerse que semejante criatura pudiera pasar desapercibida frente a sus ojos.
-Bueno calma chico, esto se puede arreglar fácil~-
"¿Fácil? ¿Lo dice en serio? No tengo ni una hora de conocerlo y es imposible que le confíe mi vida a este sujeto que sonríe como idiota mientras corre de un lado a otro ¡¿Quién lo haría para empezar?!"
-Solo tenemos que mantener la mente serena y relajar nuestros músculos- Comenzó a explicarle con sus pasos guiándolo fuera del alcance que abarcaba el brazo de piedra caliza.
"...Bueno, mamá dijo que estamos juntos en esto y remarco el hecho de no pensar que podemos encargarnos nosotros mismos...Si..quizá mi error esta en no confiar en sus habilidades y si en las mías. Estamos en equipo a fin de cuentas"
-Esta bien ¿Cuál es tu plan?- Se detuvo cuando los movimientos de aquel gigante cesaron por segundos, acercándose para poder dialogar de manera rápida y no tener ese pánico que lo dominaba por la falta de visión.
-¿Plan? No tengo ninguno ¿Porque lo tendría?
-¡¿Porque?! ¡PORQUE TU ERES EL ÚNICO TRANQUILO A PESAR DE QUE SALIO UN PUTO GIGANTE DEL SUELO!-
-Oh~! Es que no me explique bien, dije que estuvieras tranquilo porque..- Empujo el hombro del lobo que casi era golpeado por un enorme puño que iba dirigido a ellos, respirando hondo y concentrando toda su fuerza en los nudillos que se estrellaban contra el duro concreto ahora resquebrejado. -Es un enemigo del que puedo encargarme yo solo-
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".....¡¿ES EN SERIO?!"